domingo, 29 de mayo de 2011

A Marcos Ana



Tiemblan las pisadas,
Por un puño de hierro.
Y se desgarra el alba,
Cuando los jueces,
Declaran la sentencia.
El sueño permanece,
Invicto en libertad,
Pero más allá de esos muros,
El poeta se queda atrapado,
En una rutina de silencio.
La celda, los grillos,
Que cantan al amanecer.
Se abren los ojos,
Y el nuevo día recuerda,
Que aún queda quien lucha.
Los barrotes son fértiles,
Y se reproducen,
Gracias a los ¡Hijos de puta!
Que imponen la condena.
Hoy un nuevo día, espera,
Un nuevo día que anochece,
De lejos las botas amenazan,
Tiemblan las pisadas.
En su mirada no hay desidia,
En su mirada queda esperanza.

sábado, 7 de mayo de 2011



El callejón sin salida,
Se abre para los malditos,
Y los guardias castigan
Sus fatales actos.
Cuarenta días y cuarenta noches
Lloviendo en la penumbra
Y las raíces aprietan,
Los besos de la luna.
Los peces, las gaviotas,
Los animales que vuelan,
Los que nadan, Los que se arrastran,
El hombre, el caballo.
La muerte, los gusanos.
Ver detrás de las piedras,
Y comentar la armonía del reino.
Un, dos, un dos, el valiente anda,
Un, dos, un dos, la maquina actúa,
En un mar de nubes,
Los robots no sienten nada,
El piloto automático se enciende,
Y las verdades no son nada,
Las mentiras no son nada,
No se siente nada por nada,
Solo mirar el cielo y decir
¿Cuánto cuesta una mañana?